‘Canciones de sombras largas’
Las canciones de Micah,
cantautor y guitarrista de música folk-indie (o como cada uno quiera
llamarle), son de esas que de forma más fácil que otros autores,
hacen que me sea más fácil rememorar ciertos recuerdos. Recuerdos
que aunque provengan de historias que han acabado en tragedia es
innegable que un día fueron magníficos.
Pues Micah también es
magnífico. Tiene algo sublime, melancolía nada pegajosa, acordes
precisos y preciosos. Espejos en forma de canciones que reflejan
memorias que yacen todavía en la superficie y sale para ir a su
concierto. Micah tiene un arsenal de canciones de sombras largas, de
distorsiones estridentes que viajan hasta las entrañas de los
recuerdos y los remueve.
Vino de nuevo a
Barcelona, dentro de su gira por la península, a presentar su nuevo
disco, 'Micah P. Hinson & The Lonesome', que se centra en sus
secretos y rarezas más insólitas, tan extravagantes como él y sus
gafas gigantes de amarillo chillón. Lo acompañaba su banda The
Junior Arts Collective, a los que halagó diciendo de ellos que son
los mejores que puede haber ahora mismo. Y yo le digo que cualquier
lo es estando a su lado.
Tras los últimos
acontecimientos que han obligado a la Sala Aplo a cerrar
temporalmente (cruzamos dedos y todo lo que se pueda para que abra
cuanto antes), el concierto se trasladó a Razzmatazz. Una sala, ésta
última, que no acaba de sintonizar conmigo pero que a veces dejas de
lado para centrarte en lo que hay en el escenario. Micah salió
vestido como si viniera de una granja perdida de su ciudad natal,
Tennessee, bebiendo Coca Cola y bromeando al término de cada
canción. Nos hizo reír con su ironía a los que supimos captarla.
No todo debe ser nostálgico.
Y comenzó con el violín
de protagonista, al que se unió su voz, impura, unas cuerdas vocales
rotas, de cigarro y whisky, de vivir mucho o tener muchas
experiencias. Tocó la belleza con música con piezas como Take
off That Dress For me (‘Cariño, puedes enamorarte de mí, en
contra de toda esperanza y sentido de la dignidad…’), 2s and
3s, Make Believe, Seven Horses Seen, A Dream of her, Close your eyes…
y así hasta 10 piezas que fueron una especie de lamento personal y
humano a la par que esperanzador. La dosis perfecta para casi salir
llorando, sentir sobrecogimiento pero tener fuerzas para subir
despacio a la superficie y respirar tanto oxígeno como los pulmones
puedan abarcar. Poético.
Texto: Laura Arín
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