De
cómo superar fácilmente el maldito lunes
Había
mu(uuuuuu)chas ganas de ver 65daysofstatic en Barcelona y en
directo desde que los conocí hace unos años, así como por
casualidad, como tantas de las cosas bonitas inesperadas, cuando un
día no sé dónde ni cuándo sonó Radio
Protector (One Time for all Time, 2004) y
entró sin permiso en los oídos, se instauró en el cerebro y éste
decidió quedársela en su playlist.
Así
que ganas había, y por fin quedaron saciadas, por fin pisaron La2 de
Apolo para presentar nuevo trabajo Wild
Light (2013). A
las 21.40 en puntísimo, en una sala no llena del todo pero sí lo
suficiente como para desmostrar que los queremos y esperábamos,
subieron al escenario repleto de instrumentos, los cuatro componentes
británicos de la banda. Y entonces comenzó el recital. La primera
parte del concierto, con canciones con tintes más electrónicos como
Piano
Fights,
Crash
Tactics o
Dance,
Dance, Dance,
consiguieron despegarnos los pies del suelo, se oyeron los primeros
gritos y abrieron los ojos de aquellos que a duras penas son capaces
de asistir a un concierto a esas horas y superar el lunes. Pero es
que lo pusieron fácil.
Hacía
falta divertirnos y lo hicieron, comenzaron fuerte y buscando
complicidad del público con miradas intensas. Conseguido esto se
inició un ligero descenso de decibelios, un cerrar los ojos para
transportarse a una atmósfera más ligera, como volar en un
aeroplano por un gran valle, como navegar y sentir la brisa del mar,
todo ello gracias a Prisms
o The
Undertow
o Install
a Break in the Heart that clucks time in Arabic.
Llegó el turno a la
parte más post-rock con una de mis canciones predilectas del nuevo
álbum: Sleepwalk
City.
La presentaron como un tema inspirado en una ciudad dormida, but is
not like yours, is not Barcelona.
Aquí las guitarras ganaron fuerza, en esta y en otras como Taipei,
AOD, Unmake the Wild Light y
Retreat! Retreat!
El
apoteosis llegó, evidentemente, de manos de Radio
Protector,
pero lo mejor fue su despedida con Safe
Passage,
fue su ascensión al universo, su despedida de la Tierra tras
habernos abducido durante 80 minutos, fue un gran viaje, con la mejor
tripulación, sin bises postizos pues vinieron a hacer lo que venían
a hacer, nadie pidió más, ni menos, todos satisfechos. Y fin del
maldito lunes.
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