The
Walkmen.
‘El miércoles tienes entrada para verlos’. Reconozco que su
trayectoria me es un tanto inédita y tuve que escuchar en bucle
durante un par de días su nuevo disco, Heaven
(2012),
para hacerme antes una idea de lo que iba a ver. Aunque previamente
estuve asesorada por un experto y fan cuya conclusión post concierto
fue un resoplido de satisfacción proseguido de una larga y duradera
sonrisa.
La
Sala Bikini medio llena, competía ese miércoles con otros
conciertos en Barcelona y un partido de fútbol. Sin olvidar el
precio de la entrada. Todo cuenta. Y sí, se notó, pero lo mejor de
todo fue que a la banda no le importó, hizo lo que tenía que hacer
sin importar el número de entradas vendidas. Y eso no puede decirse
de todo el mundo. Supongo que se le podría llamar profesionales.
Comenzó
en solitario Paul Maroon a la guitarra para que segundos después
saliera el resto de componentes y comenzaran con temas de Heaven,
que si bien en auriculares suenan más relajadas, en el escenario
suben los ánimos. Muy necesitados últimamente. Tienen elegancia –
con Hamilton Leithauser como frontman de la banda –, pero también
son rebeldes.
Ritmo
tienen, son buenos músicos, no pasa desapercibido el vozarrón de
Leithauser, pero algunas de sus canciones bajaron la intensidad y la
hora y veinte minutos escasos que duró me bastó para recoger de
sobras su esencia neoyorkina. Volvieron al pasado con canciones como
Angela
surf city (¿conseguiría
Hamilton encontrar a su chica esperándola en la carretera?), The
Rat
(ésta la bailé mucho) o In
the new year (deliciosa).
Tras
las dos canciones del bis (para mí deberían erradicarse, es un
momento incómodo y no porque no aplaudamos como groupies quiere
decir que no queramos escucharos un poquito más) se marcharon para
proseguir su gira por Europa. En definitiva, fue un concierto de esos
que hacen falta un miércoles a priori sin más. Supongo que puedo
decir que mi amigo experto tenía razón, tenía que haber hecho lo
que finalmente hice: ir a verlos.
texto y fotos: Laura Arín
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