26 July 2012

Bon Iver Palacio Euskalduna, Bilbao (22/07/2012)

Crónica del Concierto de Bon Iver.

Antes de que se abrieran las puertas del palacio Euskalduna, ya había un gran runruneo en las inmediaciones, no era para menos; segunda vez que venía Bon Iver a España (la primera fue en el Primavera Sound 2008), y presentaba su segundo álbum, el que para muchos había sido el mejor del año pasado. Pocos de los presentes habían visto previamente el show, algunos curiosos estaban por allí de paso, otros invitados u acompañando a sus parejas (convencidos mayoritariamente con canciones como ‘Skinny Love’). Tres horas después en el mismo lugar y con la noche echada sobre Bilbao la gente no daba crédito a lo que acababa de ver.


Comenzó Bon Iver a las diez menos cuarto con Perth sobre el escenario más perfecto para su ejecución; colgaban una especie de telas marrones dando la sensación de una cueva donde quedaba resguardada la banda, separada a su vez en dos bloques (una primera fila con Justin Vernon, dos guitarras, un saxofonista y un trompetista que de vez en cuanto ambos irrumpían en los teclados y una segunda con dos baterías, un bajo y un percusionista multifunciones). Había unas pequeñas lucecitas alrededor que se encendían intermitentemente. Todo ello daba la sensación de que en aquella cueva brotaría música.


Y así fue. Perth sonó en todo su esplendor, los tambores del crescendo de la canción acompañados de unas luces cegadoras eclosionaron en el ambiente y Euskalduna enmudeció, Bon Iver ya se había ganado al público que acaba de ver hacia unos 15 minutos al simpático Sam Amidon solito con su guitarra y banjo, en un buen show pero que no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo ahora en ese mismo escenario. El rescoldo de Perth se transformó en Minnesota, WI y no dio tiempo para el suspiro.
Sonó Flume  la tercera y se incrusto perfectamente en la dinámica del segundo disco, la banda  supo  reconvertirla y empezó a trazar una melodía a mitad de la canción totalmente ajena para volver de nuevo al estribillo. Excepto hasta el segundo bis, todas las canciones que tocó del For Emma, Forever Ago (2008), se fusionaron de la mejor forma posible dentro del Bon Iver (2011).



El gran peso del setlist se lo llevó ese maravilloso segundo disco donde las canciones en directo alcanzaron un alto grado de belleza; se trabajaban poco a poco, aparecían y desaparecían instrumentos con toques muy sutiles, cada uno dando una forma especial a la canción, formando parte de un todo y Justin Vernon como si se tratará del maestro de un taller de orfebrería dirigía a la banda en cada compás. El de Wisconsin marcaba los tiempos, se ponía de rodillas, cogía la guitarra, pasaba al sintetizador, a los teclados. Wash, Hinnon, TX y sobre todo Holocene y Towers quedaron realmente preciosas. Hubo tiempo también para rescatar alguna joya de algún EP como es  Blood Bank que la banda introdujo con cruce de guitarras impulsando  la melodía inicial.
Con Re:stacks Justin Vernon se plantó solo en el escenario, con una guitarra, y con la banda en el backstage, dio a conocer su lado más íntimo en esa canción tan desgarradora como es Re:stacks (‘when you money’s gone and you’re drunk as hell), una de las canciones que mejor definen su primer disco, el más personal sobre todo en las letras de las canciones.
Hubo dos bises, en los que la gente respondió a la banda; el auditorio se puso en pie y aplaudió hasta que la banda volvió a salir al escenario, Justin Vernon quedó sorprendidísimo de la acogida aun siendo  consciente del show que estaba cocinando y sirviendo.

Una de las grandes ventajas de los conciertos de este tipo donde la gente está sentada es que por un lado humanizan a la banda, de un modo u otro, al no haber vallas de seguridad y encontrase el público tan cercano al escenario, el artista se encuentra más desprotegido y da la sensación de que es más humano. Hasta que tocó Re:stacks Bon Iver no dio esa sensación, Justin Vernon fue una especie de místico sobre el escenario, acompañado por 8 músicos y por un equipo de técnicos encargados de luces y proyecciones que no dio tiempo al respiro, con una intensidad pocas veces vista ( me recordaba a Arcade Fire pero cada uno en su terreno). Y luego pasó a humanizarse de la mejor manera posible, con Re:stacks y sobre todo con The Wolves (Act I and II)  donde animó al público a cantar, bromeó (‘cantad que esto está oscuro y nadie os va a ver’) y sobre todo con Skinny Love, fuera del escenario a escasos dos metros del público, Justin Vernon cogió la guitarra y los 8 músicos le siguieron alrededor de él, haciendo sonidos con las palmas y los pies. Aquello fue el colofón perfecto.
Cerró con For Emma un concierto para enmarcar, impecable, con una puesta en escena espectacular, ya a la salida la gente no daba crédito y los comentarios eran unánimes: Bon Iver había golpeado fuerte Bilbao.
  1. Encore:

TEXTO Y FOTOS: JORGE GARCÍA

No comments:

Post a Comment

Tu opinión es importante

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...