24 February 2013

Crystal Castles 20 de febrero Sala Razzmatazz




La sala Razzmatazz no es mi favorita para los conciertos, pero tiene la capacidad de congregar cada temporada a un grupo de artistas que me fascinan y, por ende, la visito con bastante frecuencia muy a mi pesar. El miércoles 20 de Febrero fue precisamente mi última excursión a la susodicha, para disfrutar del directo de una de mis bandas favoritas: el dueto canadiense Crystal Castles.
Ahí estaba yo, a las 3 de la tarde, esperando encontrarme ya a un grupito de adeptos de la banda haciendo cola. Cuál fue mi sorpresa cuando sólo me encontré con un chico que llevaba esperando allí sólo desde la una del medio día a que los supuestos acérrimos fans de la ciudad condal mostraran sus dientes frente a la sala… pero nada ni nadie se había personado allí hasta mi llegada, a excepción de la mitad del dueto canadiense, el genio de los sintetizadores Ethan Kath, el cual había entrado apenas hacia cinco minutos a realizar la prueba de sonido. Al cabo de un rato llegó uno de mis amigo, tercer valiente en discordia, que se había aventurado a venir a hacer cola. Nada, nadie, sólo el atardecer frente a Razzmatazz, con el sol cayendo lentamente sobre nuestras cabezas. La espera, no obstante, se vio interrumpida por el propio Ethan Kath, que salió un rato después a tomar el aire y con quien tuvimos el placer de charlar durante un buen rato sobre música, política o su visita a Barcelona. Algunos afortunados que llegaron a las seis tuvieron también el placer de disfrutar un poco de su compañía y hacerse fotos con él; un selecto y pequeño grupito que exaltaba su alegría al saber que iban a estar en la tan codiciada primera fila.


El ambiente era muy diferente a las siete y media de la tarde, cuando ya había de verdad una cola de gente deseosa de entrar a la sala. Puntuales, a las ocho, comenzamos a pasar y a colocarnos a lo largo de la primera fila, recolocando nuestros bártulos y afianzando nuestras posiciones. Ya desde un primer momento supe que la batalla iba a ser dura al escuchar los comentarios y gritos a mi alrededor, confirmando mis temores: la sala estaba llena de listos que iban a intentar arrancarnos de nuestras posiciones por la fuerza, ya sea a codazos, patadas o golpes en la cabeza; y de gente pasada de rosca. Por un momento tuve una sensación de deja vu al recordar cuándo, diez años atrás, vi desde la misma posición a Nine Inch Nails; sin duda uno de los conciertos más salvajes a los que he asistido. La diferencia en este caso era el rango de edad, cultura y fanatismo de los que me rodeaban: si bien en NIN encontrabas a fans, aquí encontrabas a una apabullante mayoría de groupies que sólo querían ver a Alice Glass y no se sabían el nombre de su compañero de banda (llegué a escuchar cómo lo llamaban ‘Ian’, lo más aproximado que dijeron a su nombre) o eran incapaces de reconocer los temas que más adelante en la noche sonarían durante el concierto, aunque pertenecieran a su más reciente trabajo, (III).
UNDO dj, residente de Razzmatazz, saltó a las ocho y media al escenario y trató de levantar el ambiente un poco con una sesión que, desde mi modesta opinión, dejó mucho de desear; pero que hubiera hecho las delicias de los habituales de The Loft. Mientras su sesión iba avanzando, deseaba que el dj elegido hubiera sido Sergio Delirio, quien seguro hubiera hecho saltar a la peña con una sesión más digna de telonear a la banda canadiense. Tras su actuación y con media hora de retraso, por fin comenzó el tan esperado concierto: Crystal Castles entraban en acción.

Suffocation abrió el setlist de la banda, y con ello se abrieron las ansias del público, el cual gritaba, pegaba, saltaba y estiraba los brazos para tratar de tocar a su diosa. Y es entonces cuando te das cuenta que el mito supera a la realidad, al menos en esta ocasión: ni Alice Glass es tan salvaje ni está tan ida de la cabeza como la pintan; más bien es el propio público quien debería de recibir dichos apelativos y se vuelve loco intentando alcanzar el mito inexistente. Los empujones ‘a mala leche’ se repetían constantemente junto a los gritos que te impedían escuchar en ocasiones parte de las canciones. A ello se le suma, como me temía, que el sonido en Razz era patético (algo que he corroborado con diferentes bandas, todas de calidad sonora variable pero con un punto en común: en Razz suenan fatal); y aún no entiendo por qué el micrófono de Alice estaba tan bajo, ya que a ratos apenas se la escuchaba. Vamos, que la escuché más cuando hace un par de años tocaron en el Bilbao BBK Live a través del teléfono de una amiga que en Razzmatazz. ¿Fallo de la sala o fallo de ellos mismos? A día de hoy, aún no lo sé.
El momento cumbre para algunos se vivió cuando Alice saltó al público y, aún no sé cómo, éste fue incapaz de sostener a esa pluma de mujer. Ergo, mucho hablar y gritar pero poca idea de bodysurfing que tenían en la sala 1 de Razz aquella noche. Lo más celebrado y que me puso de peor humor fue un comentario a mis espaldas, donde pude escuchar un ‘¿Le has cogido las tetas?’ sin pudor ninguno. Perfecto, compartía sala de concierto con gente que sencillamente parecía querer cogerle las tetas a la cantante de la banda mientras probaban su primera experiencia con el éxtasis. Alice, la cual se movía de forma alicaída por el escenario (más tarde me enteré en el foro oficial de la banda que un par de días después tuvieron que suspender un concierto en Francia debido a la indisposición de la señorita Glass, lo cual puede explicar en cierto modo la carencia de empatía que tuvo con el público en Barcelona) no hizo su mejor actuación, pero pareció dejar contento a los supuestos fans de la banda que allí estaban.
Un setlist que se hizo corto y con algunos cambios con respecto a los presentados en Bilbao o Madrid y que dejaba fuera algunos grandes temas presentes en (III) provocó que la velada se pasara en cierto modo de forma rápida. Personalmente, me encantó que tocaran una versión rave barata del memorable Untrust Us o Telepath; aunque desearía que no se hubieran dejado en el tintero Kerosene, Insulin o temas de su primer trabajo como Knights. Si bien no ha sido el concierto más memorable de la banda o el mejor al que haya asistido, no salí decepcionada (aunque sí hastiada del público y de la carencia de calidad sonora de Razz, UNA VEZ MÁS) y repetiré en cuanto tenga la ocasión.  

TEXTO Y FOTOS: LIBERTAD SAHAKIEL

1 comment:

  1. A mi me dio la sensación de que la mayoría de temas eran pregrabados.. desde atrás, entre el humo y la gente, apenas se les veía y cuando por fin veíamos algo, la voz de Alice no cuadraba con los gestos..espero que en el Primavera esté más fina..

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