Un Heliogàbal lleno, supongo que como de costumbre. Debo confesar que fue mi primera vez; rompí doblemente la V de virginidad asistiendo a mi primer Paul Fuster en mi primer Heliogàbal.
Paul Fuster, para quienes no lo conozcan, es hijo del prestigioso cardiólogo Valentí Fuster y a su vez, otro retoño más de la burguesía catalana.
Nada más entrar decidí adoptar una actitud expectante, pues demasiados rumores e historietas giran alrededor de este "guiri catalán", tal y como a él le gusta autodefinirse.
Acompañado por Pep Mula, batería de Sanjosex, y Xarim Aresté, guitarra y compositor de Very Pomelo, se nos presentó como un "cantautor sensible" y tras pedir a un público variopinto de edades muy diversas que desconectasen de la realidad para dejar que su música fluyera cual medicina de sanción, empezó a pinzar su guitarra. Y digo bien si hablo de pinzar, pues nada más empezar, y dejadme que ponga en duda si fue cosa del azar, Paul rompió cuerdas, dedicándonos así un momento de silencio y reflexión para pensar en lo que podía llegar a ser y suponer dicho "concierto", por así llamarlo de alguna manera. Creo no equivocarme si digo que no fui la única que tuve la impresión de que Paul estaba sentado en el sofá de mi casa, en sus pantuflos -por mucho que me cueste imaginármelo-, filosofando sobre la existencia y dedicándome canciones, a la vez que conversábamos sobre la hora en la que cierra el metro.
"Repte" ha sido el proyecto musical que ha permitido a Paul Fuster volver de las Américas a su tierra natal para desenfundar un par de guitarras customizadas y sacarle el polvo a los sonidos folk, arraigados tanto a su voz como a su pelo despeinado y su vestimenta olvidada.
TEXTO Y FOTOS: Irene Masot
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