Jueves 31 de mayo de 2007 Parc del Fórum
Noche de con expectativas altas y nervios estomacales. Volver a ver a Smashing Pumpkins después de siete años tenía su morbo. Además si lo hacías acompañado de la música de Melvins y el retorno a los escenarios de White Stripes, mejor que mejor.
El sonido fue el gran protagonista. Cosa inexplicable todavía, tras la resaca, cuando la actuación de apenas una hora de Buzz Osborne y sus secuaces fue atronadora y resolutiva. Despacharon la totalidad de su obra magna ‘Houdini’, editada hace ya catorce años. Quizás el hecho de presentar una banda con dos baterías ayudó a impactar todavía más a los predispuestos asistentes. De todas formas, nuestra valoración no incluye los últimos quince minutos de desfase sónico que los miembros realizaron tras la marcha del frontman.
The Smashing Pumpkins volvieron pero se quedaron a medio camino de muchas cosas. Después de la espina clavada por la mala actuación de su gira de despedida, los asistentes esperaban una noche memorable como lo fueron las de antaño. Las giras de ‘Siamese Dream’ y el doble ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’ ya forman parte de la memoria colectiva de los seguidores del conjunto de Chicago. La segunda reencarnación del conjunto solo presentaba al arisco Billy Corgan y a Jimmy Chamberlain en la batería. Si nos ceñimos al listado, aparentemente los cien minutos que estuvieron en escena dieron para momentos de emoción pero los continuos problemas de sonido despreciaron cualquier posibilidad de triunfar. Desde el principio, se intuía algo inusual. Llegados al tercer tema ‘Stand Inside Your Love’ pudimos experimentar una cómica e irritante escena. La mitad del tema sonó en playback retroactivo, es decir, mientras el grupo tocaba y se desgañitaba Corgan, el público no podía escuchar apenas un acorde hasta que, de pronto, se recuperó la melodía. Esta fue el garrafal incidente de un concierto que se mantuvo con pinzas en la mayoría de sus tramos. No se puede iniciar un show con un tema nuevo de once minutos y además no enlazar dos temas seguidos y cortar a cada corte. Rompe el ritmo del desarrollo y además si tienes el sonido que desmerece tus increíbles solos pues apaga y vámonos. Aún así los últimos cuarenta minutos, encabezados por ‘Tonight, Tonight’ arreglaron casi todo lo estropeado durante la primera hora. Una verdadera lástima. Nota: ‘Zeitgeist’, el próximo disco de The Smashing Pumpkins tiene muy buena pinta.
The White Stripes empezaban su gira mundial en Barcelona. La ocasión era que ni pintada. ‘Icky Thump’ todavía sin ver la luz. Un buen puñado de nuevas composiciones que saldrían a la palestra en exclusiva en tierras catalanas. Finalmente tuvimos un espectáculo mediocre, manchado por el fantasma del mal sonido y con un colofón final que fue de mención pero que incluso terminó con un himno como ‘Seven Nation Army’ manchado por dicha maldición nocturna.
Noche de con expectativas altas y nervios estomacales. Volver a ver a Smashing Pumpkins después de siete años tenía su morbo. Además si lo hacías acompañado de la música de Melvins y el retorno a los escenarios de White Stripes, mejor que mejor.
El sonido fue el gran protagonista. Cosa inexplicable todavía, tras la resaca, cuando la actuación de apenas una hora de Buzz Osborne y sus secuaces fue atronadora y resolutiva. Despacharon la totalidad de su obra magna ‘Houdini’, editada hace ya catorce años. Quizás el hecho de presentar una banda con dos baterías ayudó a impactar todavía más a los predispuestos asistentes. De todas formas, nuestra valoración no incluye los últimos quince minutos de desfase sónico que los miembros realizaron tras la marcha del frontman.
The Smashing Pumpkins volvieron pero se quedaron a medio camino de muchas cosas. Después de la espina clavada por la mala actuación de su gira de despedida, los asistentes esperaban una noche memorable como lo fueron las de antaño. Las giras de ‘Siamese Dream’ y el doble ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’ ya forman parte de la memoria colectiva de los seguidores del conjunto de Chicago. La segunda reencarnación del conjunto solo presentaba al arisco Billy Corgan y a Jimmy Chamberlain en la batería. Si nos ceñimos al listado, aparentemente los cien minutos que estuvieron en escena dieron para momentos de emoción pero los continuos problemas de sonido despreciaron cualquier posibilidad de triunfar. Desde el principio, se intuía algo inusual. Llegados al tercer tema ‘Stand Inside Your Love’ pudimos experimentar una cómica e irritante escena. La mitad del tema sonó en playback retroactivo, es decir, mientras el grupo tocaba y se desgañitaba Corgan, el público no podía escuchar apenas un acorde hasta que, de pronto, se recuperó la melodía. Esta fue el garrafal incidente de un concierto que se mantuvo con pinzas en la mayoría de sus tramos. No se puede iniciar un show con un tema nuevo de once minutos y además no enlazar dos temas seguidos y cortar a cada corte. Rompe el ritmo del desarrollo y además si tienes el sonido que desmerece tus increíbles solos pues apaga y vámonos. Aún así los últimos cuarenta minutos, encabezados por ‘Tonight, Tonight’ arreglaron casi todo lo estropeado durante la primera hora. Una verdadera lástima. Nota: ‘Zeitgeist’, el próximo disco de The Smashing Pumpkins tiene muy buena pinta.
The White Stripes empezaban su gira mundial en Barcelona. La ocasión era que ni pintada. ‘Icky Thump’ todavía sin ver la luz. Un buen puñado de nuevas composiciones que saldrían a la palestra en exclusiva en tierras catalanas. Finalmente tuvimos un espectáculo mediocre, manchado por el fantasma del mal sonido y con un colofón final que fue de mención pero que incluso terminó con un himno como ‘Seven Nation Army’ manchado por dicha maldición nocturna.
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