Reunir
a 150 lesbianos es más fácil de lo que parece. Sólo necesitamos
una excusa perfecta. Y en este caso fuimos citados en l'Antiga
Fábrica d'Estrella Damm para la presentación de "La noche
eterna. Los días no vividos", el último disco de los catalanes
Love of Lesbian.
El
pasado martes, 15 de mayo de 2012, y de la mano de RAC105, el grupo
de Santi Balmes convirtió una fábrica modernista en el lugar idóneo
para un semi-acústico.
Nos
anunciaron que aquello iba a ser un concierto en un formato especial,
a modo de storytellers… el público ibámos a interactuar con los
músicos y ellos nos harían mucho más partícipes de lo que
normalmente nos tienen acostumbrados: la corte lesbiana iba a dar
respuesta a las inquietudes de la multitud lesbiana y plebelya allí
presente.
Hasta
ese día, me preguntaba si alguna vez LOL habían escogido la canción
predilecta de toda lesbiana, "Un día en el parque", para
inaugurar un concierto. Una canción en la que solo reconocemos
infinitas señales cósmicas y obviamos por completo su origen de
canción de cuna. Pues si. Así empezó lo que iba a ser la
presentación de un nuevo doble disco.
De
dos en dos. Love of Lesbian nos presentaron temas a la par,
combinándolos con antiguas glorias, no por ello olvidadas. "Si
salimos de esta" fue el primer tema inédito que la banda nos
avanzó. HIT#1.
Tras
él, empezó el primer turno de preguntas. La mecánica era bien
sencilla: dos temas, dos preguntas.
La
plebe lesbiana empezó algo inquieta a preguntar sobre los orígenes
del "Amante guisante", aquel superhéroe que incendió un
colegio de niñas. Del mismo modo, otros seguían intrigados por el
motivo que había llevado a la banda a no customizarse encima de los
escenarios. La corte, muy entregada, nos explicó que la mejor manera
de defender sus temas es con música y no encasillándose con
disfraces. No obstante, y amantes de la espontaneidad, Love of
Lesbian no descartan una falda hawaiana para próximas actuaciones.
Confesaron
entre micrófonos que necesitan sorprenderse a si mismos,
aprovechando al máximo el empaque musical de los nuevas temas.
"Los
días no vividos". HIT#2, una verdadera oda a todos aquellos
momentos de los que uno puede llegar a arrepentirse por no haber
estado allí. Y llego "Wio". HIT#3. No se hicieron de
rogar. Fue bonito e humilde ver como los lesbianos allí presentes
íbamos con los deberes hechos. Un sinfín de tímidas voces cantaron
al ruido, a todo lo que sabían, a "un ruido que hasta el
silencio ve". Nadie queríamos huir antes de las 10. Aquello
acababa de empezar y justo empezábamos a perfilar los detalles de un
nuevo disco.
Turno
de preguntas acerca de la nacionalidad de John Boy. Muchos pensábamos
en Morrison o en Bono, pero resulta que Bowie había sido el
verdadero ente inspiracional lesbiano. Pero ¿Por qué "el gran
telépata de Dublín"? Puramente rítmia, Londres no quedaba
bien. No hay más que hablar. La conclusión fue simple: todos somos
fan de John Boy.
Tiempo
para las viejas glorias. “Las malas lenguas”, “Mi primera
combustión” y “Música de ascensores”. Voces plebeyas
lesbianas gritando al unísono. Fue bonito mientras duró.
Y
hubo lugar para las mamás. En este caso, para la de Juan Ramon,
integrante de la corte lesbiana. Una madre inocente preguntaba lo que
muchos no se atrevieron a articular, intrigada por un posible disco
en catalán. Y la respuesta fue total, el siguiente en catalán.
Anunciarion
“Bellice”, una evasión mental con sonidos muy electrónicos que
dejaron plasmado a más de uno; “El hambre invisible”, el escudo
y mecanismo e “Oniria e Insomnia”, una historia de amor entre dos
polos opuestos. Tres nuevos temas, HIT#4, #5 y #6 respectivamente.
La
última pregunta plebeya de la noche hizo referencia a LA canción
por excelencia. Queríamos saber el origen de “Incendios de nieve”,
y nos quedamos boqueabiertos cuanto Santi confesó que estaba
inspirada en un tema de los Smiths, de estructura complicada. Una
canción que estuvo a punto de caer del disco y que gracias a cuatro
arreglos terminó por incluirse un 1999. La energía que “Incendios
de nieve” transmite gracias a la voluntad de la gente de pedir
perdón y proclamar el amor es lo que salvó la pieza. ¡Y menos mal!
Y
así, fuimos testimonios de una noche eterna, de la que no queriamos
escapar.
Permitidme
la osadía de asegurar que no habrá manera humana de que quitarnos
los nuevos temas de “La noche eterna. Los días no vividos” una
vez empezemos las escuchas en formato bucle. Para aquel entonces, os
acordaréis de mi.
Texto: Irene Masot
Fotos: Catrine Helmersson
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